La marca Cartier, emblema mundial del lujo y la sofisticación, ha sido víctima de un ataque cibernético que compromete no solo su integridad operativa, sino también la confianza de sus clientes. Este incidente no solo es un llamado de atención para la firma, sino también un ejemplo para todas las empresas, especialmente aquellas que manejan datos sensibles de consumidores de alto perfil.
Actualmente, ninguna compañía está libre de un ataque cibernético, y las de la industria del lujo son cada vez más blancos atractivos. A pesar de que en el caso de Cartier no se filtraron datos económicos ni contraseñas, sí se obtuvo acceso a datos personales de ciertos clientes, como nombres, emails y localizaciones. Esto, a pesar de que pueda parecer poco importante, puede emplearse en futuras campañas de phishing y ataques de ingeniería social.
El 3 de junio de 2025 en el anuncio oficial de la empresa, Cartier informó a sus clientes sobre un incidente de seguridad en el que una parte no autorizada obtuvo acceso temporal a su sistema. Según el comunicado de la empresa, se accedió a información limitada de algunos clientes, incluyendo nombres, direcciones de correo electrónico y países de residencia.
Además, aseguraron haber hecho contacto con los clientes que podrían estar afectados y fortalecido sus sistemas de seguridad. No obstante, el perjuicio ya había sido causado, debido a que la noticia fue rápidamente propagada por medios internacionales y causó preocupación en la comunidad digital.
Lo más llamativo es que este tipo de ataques se está volviendo recurrente. Marcas como Dior, Harrods y The North Face han pasado por situaciones similares. Esto indica que el sector de lujo, históricamente centrado en la experiencia física del cliente, debe ahora reorientar sus esfuerzos hacia la protección de sus activos digitales.
A pesar de esto, se ha asumido que los ataques cibernéticos están principalmente enfocados en bancos, plataformas digitales o entidades gubernamentales, no obstante, las marcas de lujo son un recurso de gran valor por diversas razones:
Hablar de gestión de riesgos de ciberseguridad es una obligación de carácter transversal que involucra a toda la entidad, desde el consejo directivo hasta el equipo de ventas. Cuando se maneja correctamente, este método no solo facilita la prevención de ataques, sino también la mitigación eficaz de sus efectos, es decir, se trata de una inversión estratégica, no de un gasto operacional. Por esto, una buena estrategia debe contemplar, al menos, los siguientes elementos:
Aunque todos los aspectos anteriores son importantes, hay dos dimensiones donde se pueden aplicar medidas prácticas de forma inmediata, tales son:
Uno de los errores más habituales es creer que la ciberseguridad se limita a ser un asunto de tecnología. En realidad, los empleados representan el primer muro de protección (o el eslabón más frágil, si no están listos). Para esto, se presentan los puntos necesarios para crear una cultura de seguridad:
Una organización que promueve la educación en estos temas no solo reduce el riesgo de ataques, sino que también fortalece su estructura interna y su compromiso con la transparencia.
No se puede proteger lo que no se conoce, por esto, las empresas deben invertir en tecnologías que permitan visualizar su ecosistema digital, identificar brechas y actuar a tiempo. Algunas de las herramientas y prácticas para conseguir esto son las siguientes:
El caso de Cartier nos hace recordar que ninguna marca, independientemente de su reconocimiento o exclusividad, está libre de los peligros digitales. La divulgación de información, aunque sea mínima, puede impactar seriamente en la reputación y la relación con el cliente.
Por lo tanto, la gestión de riesgos de ciberseguridad debe tener un papel activo en la estrategia de las compañías del sector lujo, así como de cualquier otra industria que aprecie su prestigio. La prevención, la formación, la tecnología y, principalmente, la dedicación desde el alto mando son los fundamentos en los que se debe edificar esta defensa.
En Never Off Technology, trabajamos con empresas que necesitan reforzar su capacidad para anticipar, detectar y contener amenazas digitales, especialmente en sectores donde la protección de datos sensibles es crítica. Nuestra experiencia nos permite desarrollar esquemas de defensa adaptados a entornos exigentes, como el del comercio de lujo, donde un solo incidente puede comprometer años de reputación.
No se trata solo de implementar herramientas, sino de acompañar a cada organización en la construcción de un entorno más resiliente frente a los riesgos. Porque en un panorama digital tan expuesto, contar con el respaldo adecuado marca la diferencia.