El 6 de agosto de 2025, todas las operaciones principales de United Airlines se detuvieron a causa de un fallo en gran escala en su sistema central. A lo largo de horas, la compañía aérea mantuvo en tierra vuelos a nivel estadounidense, causando demoras extendidas y cancelaciones que impactaron a decenas de miles de viajeros.
La causa del inconveniente se situó en una plataforma establecida en 1997 que gestiona funciones vitales como la asignación de tripulación, la organización de rutas, la liberación de vuelos y la coordinación con las autoridades de aviación. La interrupción evidenció que, incluso en un sector con elevados criterios de seguridad operacional, la infraestructura digital puede transformarse en un único punto de fallo.
Aunque United logró restablecer el servicio el mismo día, el impacto fue significativo:
Así como el sistema que la aerolínea usa, otros sistemas heredados en el sector han demostrado ser confiable durante décadas, pero también plantea riesgos, ya que la tecnología utilizada en su origen fue diseñada para un contexto operativo muy distinto al actual. Por esto, la aviación moderna exige:
Mantener sistemas antiguos implica enfrentar:
En lo que respecta a la gestión de riesgos de ciberseguridad, la existencia de sistemas anticuados incrementa la posibilidad de interrupciones, ya sea a causa de errores internos, fallos humanos o sucesos malintencionados.
La interrupción de United Airlines se suma a una serie de eventos similares en la última década:
Estos casos siguen una tendencia siendo esta la necesidad de sistemas centrales extremadamente complejos que no siempre poseen redundancia tecnológica ni planes de contingencia sólidos. Es en este punto donde la administración de riesgos de ciberseguridad se transforma en un componente estratégico, más allá del cumplimiento normativo.
En el análisis de incidentes como el de United, surgen factores comunes que amplifican el riesgo:
Cada uno de estos factores, si no se aborda dentro de un marco sólido de gestión de riesgos de ciberseguridad, puede derivar en incidentes con costos millonarios y pérdida de confianza a largo plazo.
Asimismo, para las aerolíneas, los impactos son variados y se entrelazan ya que van desde pérdidas directas por reembolsos, compensaciones y gastos de reprogramación de vuelos, hasta costos indirectos originados por la reducción en la productividad y el tiempo que el personal necesita destinar a manejar la crisis en vez de sus tareas cotidianas.
A esto se le añade un efecto considerable en el valor de la marca, dado que la confianza del consumidor, uno de los recursos más preciados en la industria, resulta complicado de recuperar una vez que se ha deteriorado.
Además, estos fallos suelen ser objeto de un mayor análisis por parte de entidades reguladoras, lo que puede resultar en penalizaciones o en la asignación de nuevas responsabilidades operativas y de seguridad. En un sector tan competitivo como el aeronáutico, donde la puntualidad y la confiabilidad son importantes para la preferencia del usuario, un único suceso de esta naturaleza puede mover el balance en beneficio de competidores vistos como más confiables y eficaces, provocando una pérdida constante de participación de mercado.
La gestión de riesgos de ciberseguridad en la aviación implica un enfoque integral que abarca prevención, detección, respuesta y recuperación. Entre las prácticas recomendadas, destacan:
En el caso de United, una política más agresiva de actualización tecnológica podría haber reducido la probabilidad de un fallo de esta magnitud o, al menos, acortado el tiempo de recuperación.
En conclusión, el fallo experimentado por United Airlines demuestra que el peligro tecnológico no es teórico ni remoto, más bien las compañías que gestionan infraestructuras deben aceptar que, en algún momento, el error es inevitable. Lo que hace la diferencia es la habilidad para preverlo y reaccionar de manera eficaz. Además, en un mundo globalizado, el manejo de riesgos de ciberseguridad no es una alternativa, sino un deber estratégico y la falta de atención a ella no solo conduce a pérdidas económicas, sino también a la degradación de un bien intangible pero esencial como es la confianza del cliente.
En Never Off Technology, sabemos que la resiliencia operativa exige planificación, no improvisación. Por eso integramos la gestión de riesgos de ciberseguridad en cada fase del trabajo, anticipando vulnerabilidades y fortaleciendo la respuesta ante imprevistos. Así ayudamos a que organizaciones críticas, como las del sector aeronáutico, minimicen el impacto de incidentes y protejan su reputación y continuidad operativa.